domingo, 12 de abril de 2009

CRÍTICA AL ARTÍCULO “EL CONTINENTE PERDIDO”, PAUL KRUGMAN.

TEMÁTICA DEL ARTÍCULO


1. Hace menos de dos semanas el secretario del Tesoro, Paul O’Neill, propició un incidente diplomático y mandó la moneda de Brasil a una caída libre con su comentario acerca de la ayuda yendo a parar en “cuentas de un banco suizo”. Ahora el FMI, con la bendición del señor O’Neill, ha acordado prestar a Brasil la suma sin precedente de 30 billones de dólares.
2. Me imagino que es una buena noticia que nuestros líderes finalmente hayan despertado ante dos hechos incómodos: en este hemisferio se está desarrollando una amenaza importante para los intereses de los Estados Unidos y hacer lo contrario a lo que hizo Bill Clinton no siempre es una política sabia. De hecho, si Brasil no hubiera obtenido un préstamo, la crisis financiera de Suramérica, ya de por sí comparable con la que golpeó a Asia en 1997, se hubiera podido convertir rápidamente en algo mucho más grande.
3. La buena noticia es que los líderes actuales de Brasil son bastante responsables. En el pasado, los préstamos del FMI fueron a parar en manos de gobiernos que no recaudaban impuestos (como el de Rusia) o que estaban comprometidos con una tasa de cambio insostenible (como Argentina). En comparación , Brasil es un modelo de un comportamiento recto.
4. Entonces ¿por qué hay na crisis? Los inversionistas están nerviosos y el resultado ha sido uno de esos espirales descendentes muy familiares en la historia de las crisis de las monedas. Temores de que el gobierno pueda cesar el pago de su deuda han causado que la moneda se desplome y que los intereses se disparen. Como la mayoría de la deuda está indexada con el dólar o con las tasas de interés de corto plazo, eso hace que la moratoria de la deuda sea aún más probable.
5. El comentario del señor O’Neill fue imperdonable porque reforzó este espiral mortal: el préstamo del FMI es un intento de revertir ese espiral. El resultado final del error del señor O’Neill fue otorgarle a Brasil unos diez billones de dólares adicionales.
6. Entonces ¿por qué me estoy sintiendo intranquilo? Una razón es que hay dudas sobre quién, exactamente, está recibiendo el salvamento,. Paul Erdman escribe CBS Market Watch.com –en una columna elogiando a la Administración!- que “ el hecho de que el salvamento brasilero le dio un gran empujón al Citigroup y al FleetBoston, que combinados suman cerca de veinte billones de dólares en riesgo en Brasil, difícilmente pasará desapercibido cuando llegue el momento de conseguir fondos para las campañas políticas entre la élite de Wall Street”
7. Más importante aún, si usted mira más allá de la pregunta sobre la estabilización financiera de corto plazo, tiene que preguntarse a dónde nos está llevando todo esto. A las economías asiáticas les estaba yendo muy bien antes de su crisis, y uno podría pensar en los salvamentos como una forma de ponerlos otra vez en el camino indicado. Pero hay una razón para que la izquierda esté surgiendo en Brasil y en otras partes de la región: les prometimos un jardín de rosas, pero incluso antes de la última crisis mucha gente no obtuvo más que un camino de espinas
8. Hace una década Washington le aseguró confiadamente a las naciones latinoamericanas que si se abrían a los bienes y al capital extranjeros y privatizaban sus empresas públicas experimentarían una oleada de crecimiento económico. Pero eso no ha pasado. Argentina es una catástrofe. Tanto México como Brail fueron, hasta hace unos pocos meses, consideradas como historias exitosas, pero en ambos países el ingreso per cápita hoy es sólo un poco más alto que en 1980. Y como la desigualdad se ha incrementado fuertemente, la mayoría de la gente está probablemente en una situación peor que la de hace veinte años. ¿Es sorprendente el hastío del público con más llamados a la austeridad y a la disciplina de mercado?
9. ¿Por qué la reforma no ha funcionado como se prometió? Esa es una pregunta difícil e inquietante. Yo también compré buena parte, aunque no todo del Consenso de Washington; pero ya es tiempo, como lo pone Brad DeLong, de Berkeley, de corregir mis creencias en el mercado. Y mi confianza en que hemos estado dando buenos consejos está muy disminuida. Uno tiene que simpatizar con los lídres políticos latinos que quieren moderar el entusiasmo con los mercados libres, con mayores esfuerzos por porteger a los trabajadores ya los pobres.
10. Lo que eso me sugiere es que los Estados Unidos deberían ser muy cautelosos en cuanto a lo que esperan obtener por su dinero. Jalar a Brasil del borde del abismo no significa que una vez más estemos en una posición de pedirle a los latinoamericanos que hagan las cosas a nuestro modo. La verdad es que hemos perdido mucha credibilidad con nuestros vecinos del sur. Si exageramos lo que damos con nuestras manos, perderemos lo que queda.

ANÁLISIS


¿Qué nos une? El comercio ha sido el más viejo y más importante nexo entre las naciones. Precisamente, el comercio y la guerra han sido centrales para la evolución de las relaciones internacionales. A partir de 1980 el comercio internacional adquiere un profundo efecto en la naturaleza de la política económica internacional. Pero depende del cristal con que se mire, para algunos, no todo ha sido bueno, el comercio ha tenido un efecto controversial, y eso es el efecto cultural, el impacto en los valores, ideas y conducta de la sociedad.
El efecto del comercio en política internacional es otro tema importante que para los liberales ha significado una fuerza paa la pz porque creen que la interdependencia económica crea nexos positivos entre las personas y promueve intereses harmónicos entre las sociedades. Para los nacionalistas económicos y los marxistas, lo califican de pernicioso, ya que la especialización económica e interdependencia hace que los estados sean inseguros, dependientes, y vulnerables a desarrollos externos. El comercio para ellos, es un fuente de tensión política y palanca económica como un instrumento que elimina de la sociedad su habilidad de governarse.

Para el caso en examen, pueden aplicar cualquiera de las dos teorías, ya que las dos en sí mismas, tienen sus objetivos. Lo interesante es que si se da una combinación de ambas esta puede ser letal, ya que la interdependencia que crea el comercio puede servir en este caso a Estados Unidos, su banca y sus organizaciones como el FMI como al necesitado, Brasil, que a través de su crisis beneficia a grupos al mando de la nación, pero no a la totalidad: “ El hecho de que el salvamento brasilero le dio un gran empujón al Citigroup y al FleetBoston, que combinados suman cerca de veinte billones de dólares en riesgo en Brasil, difícilmente pasará desapercibido cuando llegue el momento de conseguir fondos para las campañas políticas entre la élite de Wall Street”.

Precaución, esta parece ser la palabra clave para evitar continuar exportando recetas de Estados Unidos a otros países, en este caso la receta del “libre comercio”, admitiendo de alguna manera que bajo ciertas circunstancias el libre comercio podría no ser tan beneficioso. Pero eso lo admite el autor, más queda la interrogante si lo mismo aplica para su país.

Pero ¿qué significa Brasil para Estados Unidos? Un país de los nuevos industrializados, con similitudes en tamaño, capacidad de producción, disponibilidad de mano de obra, y algún nivel de especialización, una ubicación relativamente estratégica, en el contexto de una interdependencia económica que se podría calificar “ampliada”. ¿Será por eso entonces, que la decisión de ayuda fue estratégicamente planeada y no como pensarían algunos, por ser un buen samaritano…?

Estos temas no dejan de lado, la realidad de que por más ayuda externa, en forma de cooperación o préstamos de fondos suaves o no tan suaves algunas veces, la influencia del comercio internacional en el bienestar doméstico y el desarrollo industrial, los efectos económicos y políticos del incremento de una interdependencia, muchas veces planeada pero no deseada en su totalidad, y el rol de políticas gubernamentales versus el poder del empresariado, grupos de interés en la distribución del beneficio a la generalidad. Prueba que hasta ahora, el libre comercio parece no haber superado.

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